Vientos y Mareas.
Cada zona costera tiene sus
propias corrientes locales. Las corrientes están originadas por
diferencias térmicas o de salinidad. Desde la
misma playa son fácilmente reconocibles: cuando observemos que en el mar
hay como un “canal” de agua que varía de color: del azul normal de la playa a
un azul más claro, hay tenemos una corriente que atraviesa esa zona.
Aunque en el mediterráneo las
mareas son prácticamente inapreciables, eso no significa que a los
peces no les
afecten. En general, se piensa que la marea en subida es un factor favorable
Y que cuando baja se reduce la
posibilidad de hacer alguna captura. Si este dato nos interesa y al llegar a la
playa no sabemos cuál ha sido el horario de subida o de bajada, conocerlo es
tan fácil como mirar hasta qué punto hay arena mojada; si no la hay es que aún
no ha subido la marea o por el contrario está en su culmen; y si la hay la
pleamar ha pasado y sabremos cuantos metros ha subido el agua.
Una de las mayores incomodidades
para el pescador es el viento. Pero tengamos en cuenta que con
fuertes vientos, aguas movidas y espumeríos las picadas de grandes ejemplares
como Sargos no se hacen esperar. El tiempo revuelto los peces que
se muestran más frenéticos ya que su alimento queda al descubierto y es mas fácil de encontrar.
Todas las playas tienen corrientes,
algunas son más pronunciadas y en otras más débiles. Para saber hacia ha dónde va la corriente es tan fácil como colocar una
boya en nuestro aparejo y ver hacia donde se dirige. Es una
información valiosa, si tenemos en cuenta que a varias especies entre
ellas la lubina,
les gusta nadar y cazar a contracorriente; y si sospechamos que hay alguna zona en la playa susceptible de éxito, lanzaremos la boya en contra de la corriente para que ésta la arrastre y nuestra presa se encuentre con la carnada de cara.
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